Querida Lima, 

Hoy cumples 488 años. Me duele ser limeña, no siento ningún orgullo, porque eres un territorio que genera dolor, para muchos, y desde hace tiempo. Tengo en mi historia registrado el racismo que sufrió mi mamá Nico cuando a los 12 años, llegó a esta capital, a trabajar como empleada de una familia que la maltrató, cuando le llamaban india, la insultaban y la violentaban, por ser quechuahablante; la imagen de mi papá Flavio, con el sudor en la frente, para levantar una casa en San Martín de Porres, donde muchos años sus hijos/as vivieron en “terrales”, yendo al colegio en condiciones precarias, siendo tantas veces marginados por los que tenían “un poco más”; a mis papás logrando estudiar en San Marcos, con demasiado esfuerzo, en condiciones “poco óptimas” que nunca quisieron que yo pase, tentando, con miedo, un futuro “prometedor”, para alejarse de todo lo anterior, y quizás olvidar lo sucedido, cuidando que su hija no vuelva a pasar por eso. Olvidar lo sucedido…… ¿que tengo abuelos indígenas, campesinos, serranos, que fueron maltratados por serlo? ¿que mis padres sufrieron marginación por ser hijos de esos campesinos, y que solo lograron esquivar ello al tener un título profesional? ¿que mis abuelos y padres han tenido que renunciar a su identidad, a su ser, solo para que Lima los deje “en paz”? ¿que los 49 muertos podrían haber sido ustedes, mis abuelos, o yo? No se olvida, hasta sanar la herida, y no sanaremos si seguimos negándonos, negando que somos descendientes indígenas, que si no hubiera sido por el racismo de Lima, yo sería no solo quechuahablante, sino campesina, que entendería a la tierra y la naturaleza, que sería parte de ese mundo del cual ahora es inevitable sentirme exiliada, pero que hoy nos recuerda, y sobre todo a Lima, que existe, que es digno y que viene a exigir justicia! Sus hijos, nietos, bisnietos, nos habíamos adelantado a esta ciudad para hoy recibirlos y hacer historia juntos, ojalá estemos a la altura para reconocerlo. ¡Gracias hermanos y hermanas del sur y de aquellas regiones desde las cuales mayoritariamente exigen la renuncia de Dina! ¡El Perú será con nosotros o no será!

P.D.: Cuando Castillo fue acusado de corrupción, te indignaste y hasta te sumabas a la vacancia, no tolerabas que un campesino corrupto te gobierne; pero ahora qué bien toleras el gobierno de la asesina de 49 hermanos/as indígenas, lo tuyo no es “decencia”, es racismo puro y duro.